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Leccion4
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Leccion4
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"language":"es",
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"lessonType":"A",
"quarter":"4T2024",
"studies":[
{
"content":"<p>Todos los rayos de luz que brillan en las Escrituras apuntan a Jesucristo y dan testimonio de él, entrelazando las Escrituras del Antiguo y del Nuevo Testamento. Cristo es presentado como el autor y consumador de su fe, Aquel en quien se centran sus esperanzas de vida eterna. \"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna\"...\n</p><p>Jesucristo es el conocimiento del Padre, y Cristo es nuestro gran Maestro enviado de Dios. Cristo ha declarado en el sexto capítulo de Juan que él es ese pan enviado del cielo. \"De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí tiene vida eterna\" (Fundamentals of Christian Education, p. 383).\n</p><p>Jesús dijo [a los escribas y fariseos]: \"No queréis venir a mí para que tengáis vida\". \"Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas\". \"Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él dio testimonio de la verdad. Pero yo no recibo testimonio de hombre alguno; mas digo esto, para que vosotros seáis salvos\". Les pide que recuerden la profunda convicción que había en ellos a causa de los mensajes de Juan. Dijo: \"Él era antorcha que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz. Mas yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado. También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis\".\n</p><p>El testimonio del Padre se había dado. \"Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí que los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él; y he aquí una voz del cielo que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia\" (The Signs of the Times, 13 de noviembre 13, 1893, párrafo 2).\n</p><p>Al emprender la gran obra de su vida terrenal, Jesús eligió a cinco discípulos: Juan, Andrés, Simón, Felipe y Natanael. Estos hombres fueron llamados de sus humildes ocupaciones para acompañar al Salvador en su ministerio, recibir sus enseñanzas divinas y ser testigos de sus poderosos milagros, para que los publicaran al mundo.\n</p><p>Iban a celebrarse unas bodas en Caná de Galilea. Los contrayentes eran parientes de José y María. Cristo sabía de esta reunión familiar, y que allí se reunirían muchas personas influyentes, por lo que, en compañía de sus discípulos recién nombrados, se dirigió a Caná. En cuanto se supo que Jesús había acudido al lugar, se le envió una invitación especial a él y a sus amigos. Así se lo había propuesto, y por eso honró la fiesta con su presencia (Redemption: Or the Miracles of Christ, the Might One, 1877, p. 3).</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p>",
"date":"19 de octubre",
"day":"-",
"dayTitle":"<p>TESTIGOS DE CRISTO COMO MESÍAS</p>",
"id":41,
"idDay":1,
"idLesson":4,
"quarterCode":"4T2024",
"verses":[
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{
"content":"<p>Había una gran obra designada para el profeta Juan, pero no había ninguna escuela en la tierra a la cual pudiera asistir. Debía adquirir su conocimiento lejos de las ciudades, en el desierto. Las Escrituras del Antiguo Testamento, Dios y la naturaleza que él había creado debían ser sus libros de estudio. Dios estaba capacitando a Juan para su obra de preparar el camino del Señor. Su alimento era simplemente langostas y miel silvestre. Las costumbres y las prácticas de los hombres no debían ser la educación de este hombre. La preocupación por lo mundano no debía afectar en nada la información de su carácter...\n</p><p>Él buscaba el favor de Dios, y el Espíritu Santo descansaba sobre él, y encendió en su corazón un ardiente celo de hacer la gran obra de llamar a la gente al arrepentimiento y a una vida más elevada y más santa. Juan se estaba capacitando mediante las privaciones y las dificultades para disciplinar de tal manera todas sus facultades físicas y mentales, que pudiera sostenerse entre las gentes tan inconmovible frente a las circunstancias como las rocas y montañas del desierto qué lo habían rodeado durante treinta años (Comentarios de Elena G. de White en Comentario bíblico adventista del séptimo día, t. 5, p. 1090).\n</p><p>La niñez, juventud y edad adulta de Juan se caracterizaron por la firmeza y la fuerza moral. Cuando su voz se oyó en el desierto diciendo: \"Aparejad el camino del Señor, enderezad sus veredas\". Mateo 3:3. Satanás temió por la seguridad de su reino. El carácter pecaminoso del pecado se reveló de tal manera que los hombres temblaron. Quedó quebrantado el poder que Satanás había ejercido sobre muchos que habían estado bajo su dominio. Había sido incansable en sus esfuerzos para apartar al Bautista de una vida de entrega a Dios sin reserva; pero había fracasado. No había logrado vencer a Jesús. En la tentación del desierto, Satanás había sido derrotado, y su ira era grande. Resolvió causar pesar a Cristo hiriendo a Juan. Iba a hacer sufrir a Aquel a quien no podía inducir a pecar (El Deseado de todas las gentes, pp. 195, 196).\n</p><p>El testimonio de Juan había sido positivo, había sido dado con poder, en la demostración del Espíritu. Había dado testimonio de lo que sus ojos habían visto, de lo que sus oídos habían oído, de lo que sus manos habían tocado, de la palabra de vida. Jesús dijo: \"Otro es el que da testimonio acerca de mí, y sé que el testimonio que da de mí es verdadero\". Los escribas y fariseos habían creído entonces las palabras de Juan, pero el orgullo y la incredulidad obraron en sus corazones según la disposición de Satanás, y se manifestaron la envidia, los celos y el odio franco contra Cristo.\n</p><p>Jesús dijo a sus discípulos: \"Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado... Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado... Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí\" (The Signs of the Times, 13 de noviembre, 1893, párrafo 4).</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p>",
"date":"20 de octubre",
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"dayTitle":"<p>EL TESTIMONIO DE JUAN EL BAUTISTA</p>",
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{
"content":"<p>Cuando, en ocasión del bautismo de Jesús, Juan le señaló como el Cordero de Dios, una nueva luz resplandeció sobre la obra del Mesías. La mente del profeta fue dirigida a las palabras de Isaías: \"Como cordero fue llevado al matadero\". Isaías 53:7. Durante las semanas que siguieron, Juan estudió con nuevo interés las profecías y la enseñanza de las ceremonias de los sacrificios. No distinguía claramente las dos fases de la obra de Cristo —como sacrificio doliente y como rey vencedor , pero veía que su venida tenía un significado más profundo que el que discernían los sacerdotes y el pueblo. Cuando vio a Jesús entre la muchedumbre, al volver él del desierto, esperó confiadamente que daría al pueblo alguna señal de su verdadero carácter... pero Jesús no pronunció una palabra ni dio señal alguna. No respondió al anunció que hiciera el Bautista acerca de él, sino que se mezcló con los discípulos de Juan sin dar evidencia externa de su obra especial, ni tomar medidas que lo pusiesen en evidencia (El Deseado de todas las gentes, p. 110).\n</p><p>Al día siguiente, Juan vio venir a Jesús. Con la luz de la gloria de Dios descansando sobre él, el profeta extendió las manos diciendo: \"He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es del que dije: Tras mí viene un varón, el cual es antes de mí: ... y yo no le conocía; mas para que fuese manifestado a Israel, por eso vine yo bautizando con agua... Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y reposó sobre él. Y yo no le conocía; mas el que me envió a bautizar con agua, Aquél me dijo: Sobre quien vieres descender el Espíritu, y que reposa sobre él, este es el que bautiza con Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio que este es el Hijo de Dios\". Juan 1:29-34 (El Deseado de todas las gentes, p. 110).\n</p><p>Juan sabía que era al Redentor del mundo a quien había bautizado. El Espíritu Santo descendió sobre él, y extendiendo la mano, señaló a Jesús y exclamó: \"He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo\".\n</p><p>Nadie de entre los oyentes, ni aun el que las pronunció, discernió el verdadero significado de estas palabras, \"el Cordero de Dios\". Sobre el monte Moria, Abraham había oído la pregunta de su hijo: \"Padre mío... ¿Dónde está el cordero para el holocausto?\" El padre contestó \"Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío\". Génesis 22:7, 8. Y en el carnero divinamente provisto en lugar de Isaac, Abraham vio un símbolo de Aquel que había de morir por los pecados de los hombres. El Espíritu Santo, mediante Isaías, repitiendo la ilustración, profetizó del Salvador: \"Como cordero fue llevado al matadero\", \"Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros\" (Isaías 53:7, 6) (El Deseado de todas las gentes, p. 87).</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p>",
"date":"21 de octubre",
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"dayTitle":"<p>EL CORDERO DE DIOS</p>",
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"quarterCode":"4T2024",
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{
"content":"<p>Pedro, Santiago y Juan buscaban todas las oportunidades de ponerse en contacto íntimo con el Maestro, y su deseo les fue otorgado. De los doce, la relación de ellos con el Maestro fue la más íntima. Juan solo podía hallar satisfacción en una intimidad aún más estrecha, y la obtuvo. En ocasión de la primera entrevista junto al Jordán, cuando Andrés, habiendo oído a Jesús, corrió a buscar a su hermano, Juan permaneció quieto, extasiado en la meditación de temas maravillosos. Siguió al Salvador siempre, como oidor absorto y ansioso...\n</p><p>Juan anhelaba amor, simpatía y compañía. Se acercaba a Jesús, se sentaba a su lado, se apoyaba en su pecho. Así como una flor bebe del sol y del rocío, él bebía la luz y la vida divinas. Contempló al Salvador con adoración y amor hasta que la semejanza a Cristo y la comunión con él llegaron a constituir su único deseo, y en su carácter se reflejó el carácter del Maestro (La educación, p. 87).\n</p><p>Dejando a Juan, [los dos discípulos] se fueron en pos de Jesús. Uno de ellos era Andrés, hermano de Simón; el otro Juan, el que iba a ser el evangelista. Estos fueron los primeros discípulos de Cristo. Movidos por un impulso irresistible, siguieron a Jesús, ansiosos de hablar con él, aunque asombrados y en silencio, abrumados por el significado del pensamiento: \"¿Es este el Mesías?\"\n</p><p>Jesús sabía que los discípulos le seguían. Eran las primicias de su ministerio, y había gozo en el corazón del Maestro divino al ver a estas almas responder a su gracia. Sin embargo, volviéndose, les preguntó: \"¿Qué. buscáis?\" Quería dejarlos libres para volver atrás, o para expresar su deseo.\n</p><p>Ellos eran conscientes de un solo propósito. La presencia de Cristo llenaba su pensamiento. Exclamaron: \"Rabí... ¿dónde moras?\" En una breve entrevista, a orillas del camino no podían recibir lo que anhelaban. Deseaban estar a solas con Jesús, sentarse a sus pies, y oír sus palabras. \"Díceles: Venid y ved. Vinieron, y vieron donde moraba, y quedáronse con él aquel día\" (Exaltad a Jesús, p. 162).\n</p><p>Si Juan y Andrés hubiesen estado dominados por el espíritu incrédulo de los sacerdotes y gobernantes, no se habrían presentado como discípulos a los pies de Jesús. Habrían venido a él como críticos, para juzgar sus palabras. Muchos cierran así la puerta a las oportunidades más preciosas. No sucedió así con estos primeros discípulos. Habían respondido al llamamiento del Espíritu Santo, manifestado en la predicación de Juan el Bautista. Ahora, reconocían la voz del Maestro celestial. Para ellos, las palabras de Jesús estaban llenas de refrigerio, verdad y belleza. Una iluminación divina se derramaba sobre las enseñanzas de las Escrituras del Antiguo Testamento. Los multilaterales temas de la verdad se destacaban con una nueva luz (El Deseado de todas las gentes, p. 112).</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p>",
"date":"22 de octubre",
"day":"-",
"dayTitle":"<p>LOS DOS DISCÍPULOS DE JUAN</p>",
"id":44,
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"quarterCode":"4T2024",
"verses":[
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{
"content":"<p>\"El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halla Felipe, al cual dijo: Sígueme\". Felipe obedeció al mandato, y en seguida se puso también a trabajar para Cristo (El Deseado de todas las gentes, p. 113).\n</p><p>Felipe llamó a Natanael. Este último había estado entre la muchedumbre cuando el Bautista señaló a Jesús como el Cordero de Dios. Al mirar a Jesús, Natanael quedó desilusionado. ¿Podía ser el Mesías este hombre que llevaba señales de pobreza y de trabajo? Sin embargo, Natanael no podía decidirse a rechazar a Jesús, porque el mensaje de Juan le había convencido en su corazón.\n</p><p>Cuando Felipe lo llamó, Natanael se había retirado a un tranquilo huerto para meditar sobre el anunció de Juan y las profecías concernientes al Mesías. Estaba rogando a Dios que si el que había sido anunciado por Juan era el Libertador, se lo diese a conocer, y el Espíritu Santo descendió para impartirle la seguridad de que Dios había visitado a su pueblo y le había suscitado un cuerno de salvación...\n</p><p>El mensaje: \"Hemos hallado a Aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas\", pareció a Natanael una respuesta directa a su oración. Pero la fe de Felipe era aún vacilante. Añadió con cierta duda: \"Jesús, el hijo de José, de Nazaret\". Los prejuicios volvieron a levantarse en el corazón de Natanael. Exclamó: \"¿De Nazaret puede haber algo de bueno?\"\n</p><p>Felipe no entró en controversia. Dijo: \"Ven y ve. Jesús vio venir a sí a Natanael, y dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en el cual no hay engaño\". Sorprendido, Natanael exclamó: \"¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y díjole: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi\".\n</p><p>Esto fue suficiente. El Espíritu divino que había dado testimonio a Natanael en su oración solitaria debajo de la higuera, le habló ahora en las palabras de Jesús. Aunque presa de la duda, y cediendo en algo al prejuicio, Natanael había venido a Cristo con un sincero deseo de oír la verdad, y ahora su deseo estaba satisfecho. Su fe superó a la de aquel que le había traído a Jesús. Respondió y dijo: \"Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel\" (El Deseado de todas las gentes, pp. 113, 114).\n</p><p>Si Natanael hubiese confiado en los rabinos para ser dirigido, nunca habría hallado a Jesús. Viendo y juzgando por sí mismo, fue como llegó a ser discípulo. Así sucede hoy día en el caso de muchos a quienes los prejuicios apartan de lo bueno. ¡Cuán diferentes serían los resultados si ellos quisieran venir y ver!\n</p><p>Ninguno llegará a un conocimiento salvador de la verdad mientras confíe en la dirección de la autoridad humana. Como Natanael, necesitamos estudiar la Palabra de Dios por nosotros mismos, y pedir la iluminación del Espíritu Santo. Aquel que vio a Natanael debajo de la higuera, nos verá en el lugar secreto de oración. Los ángeles del mundo de luz están cerca de aquellos que con humildad solicitan la dirección divina (El Deseado de todas las gentes, p. 114).</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p>",
"date":"23 de octubre",
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"dayTitle":"<p>FELIPE Y NATANAEL</p>",
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"idLesson":4,
"quarterCode":"4T2024",
"verses":[
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{
"content":"<p>La gran verdad de la conversión del corazón por el Espíritu Santo es presentada en las palabras que Cristo dirigiera a Nicodemo: \"De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios... Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer otra vez. El viento de donde quiere sopla, y oyes su sonido; mas no sabes de dónde viene, ni a dónde vaya: así es todo aquel que es nacido del Espíritu\". Juan 3:3-8 (Palabras de vida del gran Maestro, p. 70).\n</p><p>Nicodemo era miembro del Sanedrín, y con otros había sido con-movido por la enseñanza de Jesús. Al presenciar las maravillosas obras de Cristo, se había apoderado de él la convicción de que ése era el enviado de Dios. Por cuanto era demasiado orgulloso para reconocer abiertamente su simpatía por el Maestro galileo, había procurado tener una entrevista secreta. En esa entrevista, Jesús le había expuesto el plan de la salvación y su misión en el mundo; sin embargo Nicodemo había seguido vacilante. Ocultó la verdad en su corazón, y por tres años hubo poco fruto aparente. Pero aunque Nicodemo no había reconocido públicamente a Cristo, repetidas veces había desbaratado en el Sanedrín las maquinaciones de los sacerdotes de destruirlo. Cuando al fin Cristo fue crucificado, Nicodemo recordó las palabras que le había hablado en la entrevista nocturna en el Monte de las Olivas: \"Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado\" (Juan 3:14); y vio en Jesús al Redentor del mundo.\n</p><p>En compañía de José de Arimatea, Nicodemo había sufragado los gastos de la sepultura de Jesús. Los discípulos habían temido mostrarse abiertamente como seguidores de Cristo, pero Nicodemo y José habían acudido osadamente en su auxilio. La ayuda de estos hombres ricos y honrados era grandemente necesaria en esta hora de tinieblas. Ellos habían podido hacer por su Señor muerto lo que hubiera sido imposible para los pobres discípulos; y su riqueza e influencia los habían protegido, en gran medida, de la malicia de los sacerdotes y gobernantes (Los hechos de los apóstoles, pp. 85, 86).\n</p><p>Hay muchos que pretenden servir a Dios, pero que no lo conocen por experiencia. Su deseo de hacer la voluntad divina se basa en su propia inclinación, y no en la profunda convicción impartida por el Espíritu Santo. Su conducta no armoniza con la ley de Dios. Profesan aceptar a Cristo como su Salvador, pero no creen que él quiere darles poder para vencer sus pecados. No tienen una relación personal con un Salvador viviente, y su carácter revela defectos así heredados como cultivados... \n</p><p>La única esperanza para estas almas consiste en que se realice en ellas la verdad de las palabras de Cristo dirigidas a Nicodemo: \"Os es necesario nacer otra vez\". \"El que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios\". Juan 3:7, 3 (Palabras de vida del gran Maestro, p. 29).</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p><p>\n</p>",
"date":"24 de octubre",
"day":"-",
"dayTitle":"<p>EL TESTIMONIO DE NICODEMO</p>",
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"quarterCode":"4T2024",
"verses":[
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{
"content":"<p>A fin de conocerle, \"Herido por nuestras rebeliones\", 2 de marzo, p. 67.\n</p><p>Mensajes selectos, \"Id bajo la higuera\", t. 1, pp. 484, 485.</p>",
"date":"25 de octubre",
"day":"-",
"dayTitle":"<p>PARA ESTUDIAR Y MEDITAR</p>",
"id":47,
"idDay":7,
"idLesson":4,
"quarterCode":"4T2024",
"verses":[
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"title":"<p>TESTIGOS DE CRISTO COMO MESÍAS</p>",
"verse":"<p>.</p>",
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"weekDate":"19-25 de octubre"
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